
No le ha tocado el premio gordo, pero prácticamente. Un buen ejemplo de que la suerte nos ronda. En el caso de Jesús, era también justicia laboral y divina. Como lo nuestro. ¿Acaso no nos lo merecemos con toda justicia? Confiamos, eso sí, en no tener que esperar 11 años para que nos toque. ¡Enhorabuena indefinida!

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